jueves, 18 de febrero de 2010

Pueblo de Dios


Pueblo de Dios

Elaborado por: tomada de fuentes de internet


Mucho se ha escrito y se ha predicado referente al pueblo elegido de Dios, pero muchas veces no se han puesto bases bíblicas para saber cuál es este pueblo. El hecho de que una iglesia, cualquiera que sea, diga que es el pueblo de Dios, sin más demostración que la que su fundador y ministros enseñan, no es una razón convincente; es más bien una pretensión que puede estar equivocada.

Actualmente hay muchas iglesias que tienen cinco o cien años de existencia, pero todas ellas, o se dividieron de otras, o hubo un hombre que leyendo ligeramente la Biblia y ayudado por alguna Concordancia, encontró algunos pasajes que animaron su espíritu para predicar, y éste, después de todo, formó un grupo de personas, y ahora tanto él como el grupo sostienen que son la verdadera iglesia, predicando únicamente la salvación y el arrepentimiento pero sin saber bajo qué condiciones viene la verdadera salvación ni como es el verdadero arrepentimiento.

En consecuencia, fácilmente se ve que estas iglesias nuevas no tienen las virtudes del Espíritu Santo, porque no son la iglesia primitiva, ni tampoco son la iglesia que padeció la tremenda persecución en el tiempo de los emperadores romanos. Sin embargo, a pesar de todo lo dicho, hay hombres que tienen cauterizada la conciencia, y obstinados por su manera de pensar, hacen caso omiso de lo que la Biblia expone para ser la verdadera iglesia.

Pero la Palabra de Dios que es infalible, nos está enseñando con caracteres visibles que el Dios del cielo tiene particularmente un pueblo, o sea la iglesia por la cual Cristo derramó su sangre y la hizo depositaria de su doctrina y de sus dones. Esto es claro entenderlo porque desde que Cristo comenzó su ministerio hasta que ascendió a los cielos, instruyó a los apóstoles para que continuaran dirigiendo a su iglesia.

¿Cuál es el fundamento que nos sostiene para pensar de esta manera? ¿El pueblo judío es el verdadero pueblo de Dios? ¿Son los gentiles el pueblo de Dios? ¿Quiénes forman la iglesia comprada por el grande sacrificio de Cristo? Vea el sentido de este pasaje: "Sed sin ofensa a judíos, a gentiles, y a la Iglesia de Dios" (1 Corintios 10:32). Por este pasaje concluimos que la Iglesia de Dios no son los judíos, mucho ,menos los gentiles, como se trata de enseñar en los tiempos modernos.

Es necesario, ante todo, tomar en cuenta que los términos "Iglesia de Dios", "la buena Oliva" y "el Israel de Dios", son similares. Ya vimos en 1 Corintios 10:32, que la Iglesia de Dios no son los judíos, ni tampoco los gentiles, sino es la familia de Dios aquí en la tierra, y esta familia lleva el nombre del Padre de nuestro Señor Jesucristo (Efesios 3:14,15) cuyo nombre, como está escrito en Amós 4:13 y 5:27, es Dios.

Este es el pueblo o iglesia que Pablo perseguía antes de su conversión a ella, y única a quién él mismo dirige todas sus amonestaciones y los mandamientos del Señor (consulte las siguientes citas: Gálatas 1:13; 1 Corintios 1:2, 3; 2 Corintios 1:1; 1 Timoteo 3:15; 1 Corintios 14:37, etc.).

No podríamos nunca pasar por alto que "Cristo Jesús vino al mundo a buscar y a salvar lo que se había perdido" (Lucas 19:10). Pero aquello que se había perdido no eran los gentiles, "Sino las ovejas perdidas de la casa de Israel " (Mateo 10:5,6).

Recordemos el hecho cuando una mujer cananea se acercó a Cristo diciendo: "Señor, hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija es malamente atormentada del demonio", a o cual respondió Jesús: "No soy enviado sino a los ovejas perdidas de la casa de Israel " (Mateo 15:25,24). Una vez más tenemos aquí la confirmación de que la Iglesia de Dios no son los judíos ni los gentiles, sino las ovejas que estaban perdidas de la Casa de Israel. Estas ovejas perdidas formaron "la elección de gracia" que nos habla el apóstol Pablo en Romanos 11:5-8: "Así también en este tiempo han quedado reliquias por la elección de gracia. Y si por gracia, luego no por obras, de otra manera la gracia ya no es gracia, y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra. ¿Qué pues? Lo que buscaba Israel, aquello no ha alcanzado. Mas la elección lo ha alcanzado; y los demás fueron endurecidos, como está escrito: dióles Dios espíritu de remordimiento, ojos con que no vean, y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy".

Esta elección son los mismos "144,000" señalados de todas las tribus de Israel (Apocalipsis 7). Cuando Cristo fue desechado de los suyos, estos le aceptaron como su Salvador, por lo cual les dio potestad de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:11-13).

Estos ciento cuarenta y cuatro mil son las primicias que nos habla el Apocalipsis: "Y ninguno podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil, los cuales fueron comprados de entre los de la tierra. Estos son los que con mujeres no fueron contaminados; porque son vírgenes. Estos, los que siguen al Cordero por donde quiera que va; estos fueron comprados de entre los hombres por primicias para Dios y para el Cordero" (Apocalipsis 14:3,4). "Y oí el número de los señalados: ciento cuarenta y cuatro mil señalados de todas las tribus de los hijos de Israel". (Apocalipsis 7:4).

En esta forma vemos que esta "elección de gracia", forman la "Buena Oliva", en la cual los gentiles, siendo acebuches, han sido ingeridos a ella. Jesús mismo, al predicar a aquellos judíos incrédulos, decía: "...Si fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais... si vuestro Padre fuera Dios, ciertamente le amaríais: porque yo de Dios he salido, y he venido; no he venido de mí mismo, más él me envió" (Juan 8:38-42). Notemos pues, que entre todos los israelitas que había en los días de Jesús, se distingue fácilmente una porción, a la cual el apóstol Pablo llama "la elección de gracia", que son hijos de Abraham. "No empero que la palabra de Dios haya faltado; porque no todos los que son de Israel son Israelitas; ni por ser simiente de Abraham, son todos hijos; mas en Isaac te será llamada simiente... no los hijos de la carne son los hijos de Dios, sino los hijos de la promesa, y que son contados en la generación" (Romanos 9:6-8).Es claro entender entonces lo que Pablo dice. Solamente los que creyeron en Cristo de los hijos de Israel forman la Buena Oliva, porque éstos son hijos de Abraham. Otra vez el testimonio dice: "Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente la simiente de Abraham sois, y conforme a la promesa los herederos" (Gálatas 3.29).

Pablo sigue describiendo este cuadro en la forma siguiente (hablando de los judíos incrédulos): "Digo pues: ¿Han tropezado para que cayesen? En ninguna manera; mas por el tropiezo de ellos vino la salud a los gentiles, para que fuesen provocados a celos... Que si algunas de las ramas fueron quebradas, y tú, siendo acebuche, has sido ingerido en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la grosura de la oliva; no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú á la raíz, sino la raíz á ti. Pues las ramas, dirás, fueron quebradas para que yo fuese ingerido. Bien: por su incredulidad fueron quebradas, mas tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, antes teme" (Romanos 11:11, 17-20).

El apóstol inteligentemente nos está aclarando que nosotros, siendo gentiles o acebuches, hemos sido ingeridos en la Buena Oliva, en la Iglesia de Dios, formada primitivamente por 144,000 israelitas que fueron la elección de gracia. Y todavía el apóstol nos hace el siguiente recordatorio: "Por tanto, acordaos que en otro tiempo vosotros los gentiles en la carne, que erais llamados incircuncisión por la que se llama circuncisión, hecha con mano en la carne; que en aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la república de Israel, y extranjeros á los pactos de las promesas, sin esperanza y sin Dios en el mundo" (Efesios 2:11,12).

Finalmente queremos dejar una pregunta para que sea contestada conscientemente y con el corazón en la mano. ¿Todos los grupos religiosos de nuestros días, llámense como se llamen, pretendan lo que pretendan, están ingeridos en la buena oliva? ¿Están haciendo de acuerdo a las obras de Abraham (Génesis 26:5) y son en verdad la simiente de bendición? Recuerde que para ser el verdadero pueblo de Dios tiene que estar imprescindiblemente ingerido en la buena oliva, en el Israel de Dios. De otra manera está fuera de la República de Israel y vive sin Dios y sin esperanza en este mundo.

Las ramas naturales fueron quebradas, y no es remoto que esto nos acontezca a nosotros si nos separamos de la verdadera Iglesia de Dios. Cuántos inquietadores hay por todos lados, que prometen salvación viviendo ellos en completa corrupción, por eso el apóstol Pablo nos amonesta en la forma siguiente: "Os ruego, hermanos, que miréis a los que causan disensiones y escándalos contra la doctrina que vosotros habéis aprendido, y apartaos de ellos... de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas, para llevar discípulos tras de sí" (Romanos 16:17; Hechos 20:30).

"Mirad por vosotros, porque no perdamos las cosas que hemos obrado, sino que recibamos galardón cumplido. Cualquiera que se rebela, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene á Dios: el que persevera en la doctrina de Cristo, el tal tiene al Padre y al Hijo" (2 Juan 8,9).

¿Y si los árabes palestinos son en realidad el “Pueblo Elegido”?

¿Y si toda la historia de la diáspora judía, es históricamente incorrecta?

¿Y si los árabes palestinos que han vivido durante décadas bajo el talón del moderno Estado de Israel son en realidad los descendientes de los mismos “hijos de Israel” que se describe en el Antiguo Testamento?

¿Y si los israelíes actuales no descienden de los antiguos israelitas en absoluto, y son en realidad una mezcla de europeos, norteafricanos y otros que no “regresaron” al trozo de tierra que hoy llamamos Israel para establecer un nuevo estado tras el intento de exterminio durante la Segunda Guerra Mundial, sino que fueron traídos a la fuerza y desplazaron a las personas cuyos antepasados sí habían vivido allí durante milenios?

¿Y si toda la historia de la diáspora judía (el relató que se hace cada año en la Pascua Judía, detallando el exilio de Judea de los antiguos Judios , que por años vagaron por el desierto para escapar de las garras del Faraón) está completamente equivocada?

Esa es la explosiva tesis de “¿Cuando y cómo se inventó el pueblo judío?”, Un libro del investigador Shlomo Zand, de la Universidad de Tel Aviv, que conmocionó a la sociedad israelí cuando se publicó el año pasado. Después de 19 semanas en la lista de best-sellers israelíes, el libro está siendo traducido a una docena de idiomas y se publicará en los Estados Unidos.

Su tesis tiene ramificaciones que van mucho más allá de algunos debates antidiluvianos. Son pocos los conflictos modernos que se adjuntan a la historia antigua, como la últimas décadas de derramamiento de sangre entre israelíes y palestinos. Cada grupo reclama el mismo derecho a esa tierra Santa “prometida” – en las tres grandes religiones abrahámicas – fundamentados en vínculos de larga data, formados a través de largos períodos de tiempo. Probablemente no hay otro lugar en la Tierra donde el presente esté tan íntimamente ligado a la antiguedad.

Punto central de la ideología del sionismo es la historia – conocida por todas las familias judías – de el exilio, la opresión, la redención y el regreso. Arrancado de su reino, el “pueblo judío” – hijos e hijas de la antigua Judea – vagaron por la tierra, se establesieron y enfrentaron la cruel represión en todos lados – desde ser obligados a trabajan en la esclavitud bajo los egipcios, las masacres en España, en el siglo 14 y en Rusia en el 19, hasta los horrores del Tercer Reich.

Este punto de vista de la historia, anima a todos los sionistas, pero a ninguno más que a la influyente, pero reaccionaria minoría – en los Estados Unidos e Israel – que creen que Dios otorgó un “Gran Israel” – que engloba tanto al Estado moderno como los territorios ocupados por el pueblo judío, que se resiste a cualquier esfuerzo para crear un Estado palestino fundamentado en motivos bíblicos.

¿Inventando un pueblo?

El argumento central de Zand es que los romanos no expulsaron por completo a los pueblos de sus naciones y de sus territorios. Zand estima que quizás 10.000 antiguos Judíos fueron derrotados durante las guerras con los romanos, y el resto de los habitantes de la antigua Judea ha permanecido allí, convertidos al Islam por los conquistadores árabes cuando estos dominaron la región. Ellos son los progenitores de los árabes palestinos de hoy en día, muchos de los cuales viven como refugiados que fueron desterrados de su patria durante el siglo 20.

Como el periodista israelí Tom Segev que resume el libro en un artículo del diario Ha’aretz:

“Nunca hubo un pueblo judío, sólo una religión judía, y tampoco ocurrió el exilio – por lo tanto no hay un retorno. Zand rechaza la mayoría de las historias de la formación de la identidad nacional mostradas en la Biblia, incluyendo el éxodo de Egipto y, más satisfactoriamente, los horrores de la conquista realizada por Josué.”

Pero esto plantea la cuestión: Si los antiguos pobladores de Judea no fueron expulsados en masa, entonces ¿cómo ocurrió que el pueblo judío se encuentran dispersos en todo el mundo? Según Zand, que ofrece historias de varios grupos, dentro de lo que convencionalmente se conoce como la diáspora judía, algunos judíos emigraron por su propia voluntad, y muchos más fueron posteriormente convertidos al judaísmo. Contrariamente a la creencia popular, Zand sostiene que el judaísmo es una religión evangélica que buscaba activamente nuevos adherentes durante su período formativo.

Esta narración tiene un enorme significado en términos de la identidad nacional de Israel. Si el judaísmo es una religión, en lugar de “un pueblo” descendiente de una nación dispersa, entonces está en tela de juicio la justificación central para el Estado de Israel de seguir siendo un “estado judío”.

Y eso nos lleva a la segunda afirmación de Zand. Sostiene que la historia de la nación judía -la transformación del pueblo judío de un grupo con una identidad cultural compartida y una fe religiosa, a un “pueblo” derrotado – fue una invención relativamente reciente, creada en el siglo 19 por los estudiosos sionista e impulsada por el stablshment académico israelí.

Es, sostiene Zand, una conspiración de tipo intelectual. Segev dice, “Es todo ficción y mito que sirvió como excusa para el establecimiento del Estado de Israel.”

¿El golpeteo a Zand; hace sus argumentos más fuertes?

Las ramificaciones de la argumentación de Zand son de largo alcance, “las posibilidades de que los palestinos sean descendientes del antiguo pueblo judaico son mucho mayores que las posibilidades de que usted o yo seamos sus descendientes”, dijo a Ha’aretz. Zand sostiene que Israel debe ser un estado en el que todos los habitantes de lo que una vez fue “la Palestina británica” compartan todos los derechos y responsabilidades de la ciudadanía, en lugar de mantenerlo como un Estado “judío y democrático”, como hasta ahora se le identifica.

Como era de esperar, Zand fue llevado a la picota según la fórmula de la prueba del tiempo. Ami Isseroff, escribió en el blog El Sionismo e Israel, de ZioNation, invocando las habituales imágenes del Holocausto, acusando a Zand de ofrecer una “solución final al problema judío”, en el que un “ningún auto de fe es necesario, no se necesitan las masacres cometidas por los cosacos, sin cámaras de gas, hornos crematorios sin olor “. Otro febril ideólogo calificó al trabajo de Zand “otra manifestación de un trastorno mental en el extremo izquierdo académico en Israel.”

Ese tipo de retórica acalorada es una de tantas en el interminable discurso para enturbiar más la situación de Israel y los palestinos, y es fácilmente desechada. Pero las críticas más serias también saludan el trabajo de Zand. En una amplia revisión crítica de la labor de Zand, Israel Bartal, decano de humanidades de la Universidad Hebrea, da un golpe el autor por medio de su propia segunda afirmación – Académicos sionistas que habrían suprimido la verdadera historia del judaísmo a través de la transmisión de la emigración y la conversión en favor de una historia que da legitimidad a la búsqueda de un estado judío.

Bartal plantea importantes preguntas sobre la metodología de Zand y señala lo que parecen ser algunos detalles descuidados en el libro. Pero, curiosamente, en defensa de la comunidad académica de Israel, Bartal apoya a Zand y lo más consecuente de la tesis, escribe, “Aunque el mito de un exilio de la patria judía (Palestina) existe en la cultura popular de Israel, es insignificante en los debates históricos judíos mas serios”. Bartal agregó: “ningún historiador del movimiento nacional judío ha creído realmente que el origen de los judíos es biológica y étnicamente puro “. Señaló que: ” Gente importante en los grupos [sionistas] del movimiento expresaron sus reservas respecto a este mito o lo negaron por completo. “

“Por lo que puedo discernir,” escribió Bartal, “el libro contiene siquiera alguna idea que no se haya presentado en anteriores estudios históricos. Segev añadió que “Zand no inventó [su] tesis, 30 años antes de la Declaración de Independencia, fue expresada por David Ben-Gurión, Yitzhak Ben-Zvi y otros.”

Se puede argumentar razonablemente que este antiguo mito de una nación judía exiliada hasta su regreso en el siglo 20 es de menor consecuencia el que el pueblo judío comparta una ascendencia genética o no y sean una colección de personas que comparten la misma fe, una identidad nacional, que de hecho, se ha desarrollado a lo largo de los siglos. Pero la afirmación central de Zand tiene algunas consecuencias importantes para el actual conflicto entre Israel y Palestina.

¿Cambiando la conversación?

La principal razón por lo que es tan difícil discutir el conflicto entre israelíes y palestinos es el eficaz y notable trabajo que han hecho quienes apoyan a Israel en el control de los territorios ocupados -incluida Gaza, aún bajo la ocupación- dando igual apoyo a la auto-determinación de Palestina con el deseo de ver la destrucción de Israel. Eso efectivamente confunde toda la apología de los derechos de los palestinos con el fantasma del exterminio judío.

Ciertamente eso ha sido el caso de los argumentos para un solo Estado como solución del conflicto israelo-palestino. Hasta los últimos años se ha abogado por un “único estado” como solución -un estado binacional, donde todos los residentes de lo que hoy son Israel y los Territorios Ocupados compartan todos los derechos y responsabilidades de la ciudadanía- ha sido la posición relativamente más común ha que se ha llegado. De hecho, fue uno de los planes considerados por las Naciones Unidas cuando se creó el Estado de Israel en la década de 1940.

Pero la idea de un único estado binacional, más recientemente, ha sido marginado – visto como un intento de destruir a Israel, literalmente y físicamente, y no como lo que también sería, una minoría étnica y religiosa basada en una entidad política con una población de segunda clase de ciudadanos árabes y el legado de la responsabilidad de la población de refugiados más mas grende del mundo.

Una conclusión lógica del trabajo de Zand y su exposición de la mitología fundadora de Israel puede ser la restauración de la idea de la “solución de un estado único”, dentro del debate sobre esta polémico región. Después de todo, mientras que vayan las aguas en un sentido – crecen las antiguas dudas bíblicas acerca de quienes son en verdad los “hijos de Israel” – en otro sentido, alude a los puntos comunes que existen entre los Judios de Israel y los árabes palestinos. Ambos grupos reivindicar la misma tierra, ambos se han enfrentado a la represión y el desplazamiento histórico y apreciamos tanto la idea de que deben tener un “derecho a retornar”.

Y si de hecho, ambos grupos comparten lazos bíblicos, entonces plantea la pregunta de por qué la totalidad de lo que era Palestina bajo mandato británico debe seguir siendo un refugio para las personas de una religión en lugar de ser un país en el que árabes y Judios se les garantiza igual protección -la igualdad de protección bajo las leyes de un Estado cuya legitimidad no volvería a estar en duda.

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